Un amigo del que aprender
Jaime Battle es Profesor responsable del Programa de Formación de Desarrollo Directivo del Departamento de Formación Executive de la Universidad Loyola Andalucía, y un reconocido consultor especializado en Recursos Humanos. Hace ya algún tiempo que conocía a Jaime en un alguno de los cientos de miles de networking en los que todos solemos participar, ansiando rentabilizar nuestro tiempo, pues este fue uno de los mas productivos hasta ahora. Es por ello que hoy comparto con vosotros uno de su últimos artículos, publicado en la revista Capital Humano en el pasado mes de abril. En este texto conecto con muchas de las ideas base que en el se recogen. Espero que os sea de gran utilidad.
INSPIRAR MEJOR QUE MOTIVAR.
Motivar es una acción directiva de especial relevancia. Una función de fondo de quien tiene responsabilidad sobre personas.
En mis sesiones de trabajo con Directivos, hace años que pongo en crisis y por tanto en duda, este dogma.
La razón obedece a que la acción de motivar que ejerce un directivo sobre las personas que orienta, ayuda y dirige, es un acto deliberado consciente y al ser así, esta orientado a un objetivo definido y concreto. Dicho objetivo suele estar casi siempre relacionado con la obtención de resultados tangibles, aunque también en algunos casos de forma independiente o conjunta, con la actitud, el compromiso o el comportamiento, entre otros.
Normalmente cuando en el ámbito de la empresa, o en cualquier otro tipo de organización, realizamos una acción orientada a un objetivo nos servimos de un proceso y herramientas para ejecutarlo.
En el caso de la motivación no es diferente. Los directivos utilizan herramientas de comunicación, y es aquí donde reside la razón de fondo, por la que el concepto «motivación» ha sido superado, porque la comunicación con el objetivo de motivar no deja de ser una comunicación manipuladora, para conseguir un cambio de comportamiento orientado al objetivo u objetivos concretos en relación a la persona/s que se pretende motivar.
La manipulación es mala herramienta de la función directiva, en primer lugar porque no es ética y porque aquello que no es ético en el ámbito de la dirección referida especialmente a personas, cuando se detecta por el sujeto objeto de motivación, el liderazgo se resiente irremediablemente sin apenas posibilidad de recuperarlo.
Además la motivación sólo recorre un camino posible; el que va de arriba a abajo en sentido jerárquico organizacional, pero nunca de abajo a arriba, como acción deliberada.
Salvando algunos matices, cuando se hace de abajo a arriba se le llama «peloteo»
El concepto que supera el de motivación en el ámbito directivo es el de «inspirar». Pero este concepto no es nuevo en el ámbito de la empresa y del liderazgo, pues la inspiración, a diferencia de la motivación es inevitable, espontánea, carente de intención y puede circular tanto de arriba a abajo como de abajo a arriba en la pirámide jerárquica.
Como directivo mis compañeros colaboradores me han inspirado en multitud de ocasiones sensaciones y sentimientos que han influido positivamente en mi motivación profesional, y no he tenido razón alguna para dejar de reconocerlo. Es más, me ha hecho crecer como profesional. Incluso en alguna ocasión lo he verbalizarlo a mi equipo tanto colectivamente como a veces en el plano individual.
Las personas motivadas, pues no se trata tanto de eliminar el concepto, como de entender que no se puede manipular para conseguir la motivación de las personas que trabajan en una organización o que forman parte de un grupo, lo están a través de una percepción de la realidad, y esa realidad siendo en esencia única desde un plano objetivo, es filtrada por la personalidad y creencias de cada persona, y por tanto tendrá tantas lecturas como individuos forman la organización, lo cual nos lleva a la conclusión de que es imposible que todo el mundo este motivado o que lo este de la misma manera y con igual intensidad.
La única forma que tiene un directivo de mejorar la lectura de la realidad de las personas que orienta y dirige es ser capaz de inspirar, y no existen herramientas, ni proceso para ello. Y tampoco la inspiración es un concepto sujeto a manipulación posible.
Inspirar tiene que ver con el ejemplo de lo que se es en integridad y abarca a lo integral tanto del directivo como de su colaborador.
Las organizaciones que funcionan en el ámbito de sus recursos humanos, son aquellas en las que las personas que están conectadas en su función profesional, se inspiran mutuamente sea cual sea su status jerárquico en la misma.
Siendo así, la consecución de objetivos, a todos los niveles, se antoja y presenta como una consecuencia de lo bien hecho. Entendiendo lo «bien hecho» no solamente como acción instrumental, sino como algo más natural, espontáneo y no sometido a jerarquías en el ámbito relacional para beneficio de la riqueza de la organización en un sentido más integral.
La motivación, si, es un concepto superado.
Jaime Batlle
Executive Education. Universidad LOYOLA
Muchas gracias.
Lo mejor que se puede decir de alguien es que es una buena persona.
… y lo más interesante es que se puede aprender de esa persona.
Querida amiga, yo también aprendo de ti y me alegro de contar con tu amistad.